Comunidad Autónoma: Castilla León
Provincia: Ávila
Zona: La Moraña
Municipio: Vega de Santa María
Tipo de recorrido: Circular
Recorrido: 10,5 km
Desnivel: 98 m.
Tiempo: 4,30 horas
Dificultad: Media
Señalización: Señalizado en parte
Época recomendada: primavera, verano, otoño, invierno
Sendero homologado: no
M.I.D.E:
Medio: Escasos factores de riesgo.Nivel 2
Itinerario: Exige identificación de accidentes geográficos y puntos cardinales.
Nivel 3 Desplazamiento: Marcha por caminos de tierra y sendas. Nivel 3
Esfuerzo: De cuatro a seis horas de marcha. Nivel 3
Descripción
Acceso: Desde Vega de Santa María, Ávila. Situada la población cerca de la carretera N-403, a 20 kilómetros de Ávila. Coordenadas inicio de ruta: X: 361.402.27 Y: 4.521.740.14
Descripción general de la ruta: Partiendo de las antiguas Escuelas Nacionales de la localidad, nos lleva por el camino de La Goyá, al paraje de La Quiebra, antiguo camino del molino de Los Povos, donde encontramos, en la primera masa forestal de pinares, un ejemplar de pino de gran envergadura, cuyo perímetro del tronco es de 152 centímetros y la altura se aproxima a los 32 metros. Pasa por el punto geodésico más alto de la zona de La Moraña y permite ver todos los pueblecitos de esta comarca. De gran riqueza ornitológica, destaca como ejemplo de la inmensa llanura castellana.
Descripción del recorrido: La ruta parte de las antiguas Escuelas Nacionales de Vega de Santa María. En dirección Oeste, se toma el camino de La Goyá, que deja el edificio de las escuelas y unas naves de ganado lanar a la izquierda y a la derecha un pinar joven para dar paso a una leve ascensión del camino, sobre un pavimento de grava en polvo prensada. Los dos primeros kilómetros, trascurren en línea recta y nos llevan al Punto Geodésico, que es un monolito de hormigón que sirve para la medición geográfica por triangulación del terreno. Allí se señala la altitud que es de 985 metros sobre el nivel del mar. Podremos contemplar en este tramo un ejemplo de la llanura cerealística castellana y observar numerosas especies de aves que caracterizan todo el recorrido.
A doscientos cincuenta metros (2.200 m desde la salida), el camino se bifurca. Cogemos a la derecha y unos metros adelante podremos contemplar la inmensa llanura morañega y los pueblecitos que la componen. Desde allí se aprecia un extenso manto de encinas a la izquierda, a la otra orilla del río y los pinares o “bosques islas” a nuestra la derecha. Es interesante tener en cuenta que desde ese lugar se ven unas estupendas puestas de sol. A los pies de este cerro, transcurre serpenteando, el río Adaja. Antes de comenzar el descenso del camino, dejamos a la derecha otro que tomaremos en la ruta de vuelta.
Seguimos de frente y comenzamos a bajar por el camino de tierra, algo deteriorado por las lluvias. Antes de llegar a los pinares se nos presenta una bifurcación. Despreciamos el camino que sale a la derecha, cogiendo siempre el de la izquierda. Este nos lleva a los primeros pinos que aparecen a nuestra derecha. Continuamos el camino. A la entrada de la masa de pinares, desaparece el camino y se convierte en una senda. Son cien metros señalizados con carteles y pintura que nos lleva a los pies de un gran árbol: un pino piñonero de 1,52 metros de diámetro perimetral del tronco y cerca de 32 metros de altura, con una copa majestuosa, densa y poblada de piñas. Un cartel anuncia la prohibición de cogerlas. Hemos recorrido 4.700 metros desde el punto de origen. Una arboleda de chopos y el ronronear del río Adaja, nos ayuda al descanso. La fauna allí es muy rica y la naturaleza permanece en estado puro. La ubicación exacta de sus coordenadas son: X: 357.495.58 Y: 4.521.949.25
Es recomendable bordear la orilla del Adaja en sentido Norte, unos trescientos metros, para contemplar desde la altura, las chorreras de la presa del antiguo y hoy desaparecido, Molino de Los Povos.
Volviendo a nuestro Pino Gordo, la ruta de regreso la modificamos nada más salir de los pinares, para asomarnos a cincuenta metros al Sur, a un gran cañón con un importante desnivel cortado en vertical, que configura la que conocemos como Peña del Trébol, donde anidaba el halcón peregrino, vuelan pausadas las grandes rapaces y el sonido de los pájaros domina el ambiente. Las vistas enriquecen nuestro espíritu: es la naturaleza plena y más lejos algo salpicada por las edificaciones de la urbanización del pinar de Navares. Estamos a 902 metros de altitud. Comienza el ascenso en el camino de regreso. Tras un kilómetro completamos la subida y en seguida, a la izquierda, encontramos el camino que será el de regreso por ruta distinta.
Comenzamos a bajar y a ciento cincuenta metros, cogemos el camino que entre tierras de labor, nos mete en un pinar que cruzamos siguiendo el camino. Habremos pasado un arrollo conocido con el nombre de “el Arenal”. El camino nos lleva serpenteando a contemplar paisajes agrícolas y de tierras cerealísticas. A la izquierda queda la impresionante masa arbórea de chopos fuertes, jóvenes y robustos del Arroyo Saornil, algunos huertos abandonados y viñas viejas. El camino de la ruta nos lleva rodear una arboleda, que en el interior ofrece una mesa y bancos para descansar y protegerse del calor. Continuamos hasta el final de ese camino de dos rodaduras, que desemboca perpendicularmente, en otro más ancho tapizado de gravilla en polvo. Es el camino de Villanueva que cogemos a la derecha, en dirección al pueblo de Vega de Santa María que, al rodearle por el Oeste, nos devuelve al punto de origen.
+ + + + +
La ruta es sencilla y muy enriquecedora. El tramo de subida en el regreso, tiene un fuerte desnivel pero con una forma física aceptable se puede subir perfectamente. En invierno se complica debido a la nieve y al hielo por lo que en esa época será más necesario el uso de bastones